Entre las dos su poblaciones que hay, las de Virunga y de Bwindi, hay tan solo unos 300 individuos maduro. Entre otras cosas, la situación se vio agravada en 2007, cuando se perdió entre un 1 y 2% de la subespecie debido a la reanudación de la caza furtiva y la cacería ilegal, la continuación de la inestabilidad política de la República Democrática del Congo, y debido al riesgo de transmisión de enfermedades por los seres humanos. Con todo ello, se calcula que existe una clara posibilidad de que la subespecie experimente una reducción del 25% en la próxima generación, es decir, en menos de 20 años. Aun así queda cabida para el positivismo, y se espera que si vuelve la estabilidad política y se aplican las normas proteccionistas, el gorila acabe saliendo de su situación de amenaza.